sábado, 31 de mayo de 2014

Ruinas

Más importante que cualquier ruina por descubrir, es tu existencia para mis inexistentes atuendos mentales.
Vas y regresas,
y no te aclaras con el destino a sabiendas de su paso.
Como aquel que inventó un paso de baile clandestino

No sé si quizás, acaso y temporalmente fuiste, eres y serás mi ruina.
Mi templo egipcio.
Mis pinturas góticas.
Mi Venus de Milo

Una obra hecha el arte de la carne, un realismo que admiro.
Ojos sujetos a un sujeto, ¿por qué te alejas?
Abandonando las bases de mi nido.

Dos vidas amarradas a un silencioso grito,
ni más ni menos que envidioso, cruel y vacío
y otra vez el no saber por qué te quejas,
tirando por tierra los restos de tu anillo...

Pena el no volver a oír tus cuerdas desafinando al paso de mi orquesta.
Suerte que guardo tu paño con el mío.
Nunca fue buena propina el perdonarme,
tu desinteresado afán por abrazarme cobró sus pelas al oído.

La gente no cambia y odio que me lo recuerden,
¿y qué si creo en falsos inocentes y presidiarios incomprendidos?

Si la maldad abunda, mis habilidades de reconocimiento perecen,
poseo en bancarrota muchas promesas pidiendo auxilio

Pero mi realidad es diferente,
me fié de otra gente,
la magia no existe
y tú ya no estás presente.


Mi trigésima maravilla.

El columpio de mi existencia se abalanzaba sobre ti, tímida quizás, inquieta por conocer cada entresijo de tus pálidos ojos.
mi sueño poseído por tus inexistentes caricias, fríos te quieros 'hilos de oro escondidos entre besos'. mensajes agradecidos a destiempo. gritos como regalos venideros.
me amabas en secreto, un secreto que nunca me dirían, el grito mudo no proclamaba sentimientos y pensarte apagaba mi luz. y quererte mis momentos. y noches en vela al tú correr un tupido velo.
preferí al humano incorrecto, tan incorrecto que yo sonreía, tan imperfecto que la perfección nos unía, el único diablo con el que mi inferioridad se entendía.
el alma estaba ciega cuando el corazón ni respondía. mis monosílabos poseían la angustia de no ser correspondida. compartíamos piso en la calle noventa y cinco, no colgué ni cuadros tras meses de esperarte con ahínco!
el cariño de tus allegados, incomparable con el amor del ser amado, aquellos sufren por ti mientras solo el vacío llora por ellos. citados te aman cuando tú ya no buscas consuelo.
mi trigésima maravilla eras. y el grito que susurraba tu ego, la voz más bonita del mundo y la piedra de un pequeño mechero.
tu nombre se autocorige en mis textos aunque cada sílaba es como música para mis sentidos.
y yo te consolaba. canalladas inertes, tu esclava en peligro de muerte al cantarte un soneto.
las hojas caían por cada mes viajero de enero a marzo, recaí en febrero.
adicción lo llaman mas estos meses han sido veneno...

y bonito recuerdo tu pelo, lacio más que húmedo, teñido por el terciopelo.
el momento se fue, te deshiciste de él, bajé en la primera estación de un tren austero.

frialdad al mirarte, cuando por dentro no puedo, tristeza casa con risa, mirada si es precisa en las páginas de un triste cuento.

pronuncié mi discurso, así llora un difunto, mis fallos ahora se acentúan a la vez que tú, amado, echas el vuelo.

Mi finiquito.